Todo empezó esa tarde, dónde aburrido con el teléfono en la mano abrí Instagram.
Nunca fui una persona con muchas estadísticas en internet, pero tampoco es que estaba solo.
Conocí amigos, amores fugaces -y no tanto-, personas importantes en mi vida gracias a éste medio.
Es más, si hago memoria creo que conocí más gente del otro lado de una pantalla, que en el universo real.
Pero un día mis cálculos fallaron...
- ¿Al final nos vamos a ver hoy? No aguanto las ganas de conocerte. - Decía el whatsapp que me envió a las 8 am.
Cómo soy una persona noctámbula lo ví recién a la tarde, mientras desayunaba el almuerzo.
- Sí, perdón el cuelgue Cami, estaba durmiendo jaj ¿Te parece la plaza Cagancha a las 19:00? A esa hora salgo del curso de Francés y es a unas cuadras de ahí. - Le respondí en un audio, mientras caminaba por la calle, yendo a esa misma actividad.
Pasé toda mi clase pensant à elle -o algo así era como se decía 'pensando en ella'-, no presté atención en ningún momento de la clase por estar mirándole las historias de Instagram.
Había ido a la facultad de mañana y filmó un video mientras compraba una torta frita. Luego de eso se juntó con su mejor amiga, en la casa de ella para 'ponerse al día' o al menos eso decía su boomerang. Y la historia que más me emocionó fue una en la que se estaba maquillando, era de hacía quince minutos y era su casa, su baño -lejos de alardear, he visto nudes en ese espejo- y estaba etiquetada la ubicación de su barrio.
Cuando salí del instituto, lo primero que hice fue cruzar para comprar puchos y chicles -nunca sabes qué tanto puede molestarle a alguien tu aliento, y además quería cuidar ese lado de la imágen-.
Al prenderme uno, abro la cámara y me saco una foto. No sé bien porqué hice eso, pero me parece algo lindo estéticamente la gente fumando.
Comienzo a caminar las cuadras que me separaban de la Cagancha y ella, que de todas formas, todos los días caminaba para tomarme el 427.
Al llegar a una esquina -la cual no recuerdo muy bien cual era-, noté que alguien que venía por la calle perpendícular comienza a caminar delante mío. De una forma muy pegada y extraña.
Por lo que saqué mi teléfono e hice un tuit al respecto quejándome de forma ocurrente.
Luego abrí Instagram y saqué una foto de un monumento al pasar, me gustan las fotos movidas. Le puse un filtro en blanco y negro y la subí.
Luego de eso no puedo recordar más nada en órden.
Solo imágenes nulas y movimientos extraños son lo que puedo conectar.
Abrí los ojos y no pude ver nada, sentía la piel de la cara húmeda y tibia. Cómo si tuviera una bolsa o algo recubriéndome la cabeza.
Al percatarme de esa situación, no grité.
Traté de comunicarme de la forma más calmada y fría que encontré.
- Hola, capaz que es mucho pedir pero ¿Se puede saber qué onda? Estaba yendo a encontrarme con alguien. Por lo menos mándenle un whatsapp avisándole que voy a demorar. - Dije en el tono más insolente que encontré.
- No te preocupes, ella ya está al tanto de la situación - Me respondió una voz femenina que me resultó conocida.
- ¿Ah sí? ¡Qué embole! Siempre que me gusta alguien me quiere secuestrar - Respondí, doblegando mi apuesta inicial.
Pensaba seguir en eso, pero luego de ese comentario, me comí la piña que estaba esperando.
Acá también se bloqueó mi memoria y no recuerdo más nada hasta el momento en el cual desperté.
Estaba tirado, adentro de una bañera llena de hielo y creo que ya todos vimos suficientes películas en nuestra vida como para saber qué significa eso.
No me podía mover, mis músculos estaban entumecidos e incluso cómodos.
El frío achurante que debería estar sintiendo, se me hizo impercetible.
Lo único que tenía fuera del hielo -el cual parecía puesto hace relativamente poco, no estaba muy derretido-, era mi brazo izquierdo y la cabeza.
La bañera estaba amurada en la esquina de un baño, por lo que de mi lado derecho y a los pies de ésta tenía una pared reluciente de azulejos blancos.
En la pared que veía de frente tenía varias hojas A4 -de impresora normal-, pegadas una al lado de la otra.
En cada una de ellas había una letra impresa que ocupaba toda la página, con un efecto de wordArt.
Me costó leer que en todas juntas decía "Perdiste" y me putee a mi mismo por recordar 'el juego' -ese dónde si te acordás, perdés y que de seguro vos debes estar perdiendo en éste momento-.
Me enojó perder en vez de prestarle atención a que, no sabía cual, pero me faltaba una parte del cuerpo.
Sobre la pared de la derecha, pegado con cinta, había un papel doblado y escrito a mano. Me estiré como pude sin salir del hielo -honestamente por miedo a que algo me duela, ya que no sentía nada- y alcancé el papel como si hubiera estado calculado.
"A tu izquierda, sobre la silla de madera, tenés tu teléfono. En la galería vas a encontrar cosas divertidas". Decía escrito con una fibra negra y una letra muy linda.
Tan linda que incluso pasó por mi cabeza la teoría de que no estaba escrito a las apuradas.
La silla era lo único que contrastaba con el blanco atomizante de la habitación. Una silla de madera, que por los años, la grasa y la mugre; parecía teñida de negro.
Me moví como por impulso hacia la izquierda y en eso, siento un tirón horrible por la zona del abdómen.
A los segundos, el hielo comenzó a entremancharse de sangre. La habitación ya no era blanca, impoluta, le estaba agregando un valor a la paleta de colores.
Ya con el teléfono en la palma de mi mano, me dí cuenta del detalle de que lo habían formateado. Es decir, todo lo que tenía antes, ya no existía, había sido borrado.
Habían dos álbumes nada más en la galería. 'Videos' y 'Capturas de pantalla'.
Capturas de pantalla tenía más de 50 imágenes que preferí dejar para después. No saben lo complicado que fue intentar leer mientras me desangraba.
En cambio la carpeta 'Videos' tenía un solo elemento.
Un video cuya duración no puedo recordar; pero su contenido no se va a ir nunca de mi cabeza y es por eso que hoy estoy acá.
Traté de encontrar una posición donde no me duela lo que sea que tenía y reproduje ese video.
Era una mujer, de unos no sé 25 o 30 años grabándose a si misma en modo selfie.
De fondo se escuchaba mi canción favorita: Happy House de Siouxsie and The Banshees.
Comenzó saludándome de una forma cariñosamente irónica y en todo momento de su parla mantuvo la misma sonrisa de satisfacción, colgada en su cara.
El video decía algo más o menos así:
"Hoooola bebé, espero que la estés pasando lindo ¿Viste cómo te trato? No te podes quejar, hice pintar y limpiar ese baño especialmente para vos. Para que te desmaterialices de una forma más poética.
Me encantaría poder ver el rojo carmesí del que se habrán teñido los hielos de la bañera y cómo resalta al ser el único color de la habitación ¿Te gustó el cartelito que te dejé?
De seguro te habrás acordado del juego y perdiste, uy adiviná qué; volviste a perder. Y en varios aspectos."
Recuerdo que ahí tuve que pausar el video y dejé la mirada perdida por unos segundos. Estaba enojado y sorprendido.
Sigo:
"Te cueeeento, que no puedo estar ahí contigo en éste momento porque voy a estar un poco ocupada por acá". Dijo y movió la cámara hacia su hombro izquierdo.
Detrás de ella, al fondo, estaba Camila, atada a una silla de madera, igual a la que tenía a mi izquierda.
Sigo:
"De seguro la conocés, obvio que sí.
Son súper tiernos, te pediría perdón por haber robado tu privacidad y leerte las conversaciones. Pero creo que eso es lo más fácil de perdonarme así que no le voy a dar mucha trascendencia.
Te cuento, no importa quien soy. Pero digamos que vos me conociste bajo el nombre de Paula.
Y Camila, la chica con la que te ibas a encontrar, creyó que me llamaba Mathias.
Particularmente contra ustedes no tengo nada, son, digamos, una pieza más. Por decirlo de alguna forma."
Otra vez pausé el video para mirar a la nada, me costaba entender lo que estaba pasando, estaba desconcertado.
Sigo:
"Pero no dejan de ser piezas importantes. Mirá, escuchá ¿Reconoces ésta canción? Ja, obvio que sí, si fue de lo primero que hablamos cuando nos conocimos. Bah, jajaja, perdón, cuando conociste a Pauli.
Me acuerdo que te seguí ese día y lo primero que ví en tu historia, fue una captura de Spotify donde la estabas escuchando. Y bueno, casualmente en la vida real, ésta también es mi canción favorita.
Entre muchas boludeces, te debes estar preguntando:
¿Por qué te hice esto?
Lo primero que quiero aclarar es que no fue a vos por nada en especial, no te sientas inalcanzable.
Fue a vos porque se me hizo fácil. Pero eso te lo cuento en un ratito.
No te hice ésto por nada en especial, repito.
Tu riñón, bueni sí, me lo llevé prestado solo para sacar algunos pesos. No me dedico a ésto ni nada por el estilo. Pero tranquilo, podes vivir sin él y el plan no es que te mueras."
Luego de que escuché eso, suspiré, de una manera tan profunda y relajada que el abdómen comenzó a molestarme otra vez .
Hice un par de movimientos para reacomodarme y sentí como un par de puntos de sutura que no sabía que tenía, se rompieron, sentí los filamentos del hilo rozándome la piel y también sentí el tirón de la piel relajándose, dejando de sentir la tensión.
Sigo:
"Soy un persona normal, hice ésto sola y voy a salir impune, sola. No estoy con ninguna organización, no tengo ningún tipo de respaldo detrás ni equipo extraño o super caro. Hasta vos podrías haber hecho ésto, jaja, no perdón.
La víctima es víctima por débil y vos estás ahí por factores que no debes haber ni considerado.
Mirá, dejame contarte la historia un poco más a fondo:
Yo te seguí hace dos semanas. No precisé más tiempo que ese para tenerte en una bañera, cagado hasta las patas y con ese sentimiento de inferioridad que te debe estar consumiendo por dentro.
La primer semana, tracé tu rutina. Es decir formé tus horarios, formé conexiones; vi quienes eran tus amigos, quienes no.
Fue un trabajo muy fácil. Vos lo hiciste fácil.
Te levantas tarde, por lo que generalmente tu rutina comienza después de las 13:00hs.
A esa hora -apróximadamente- subiste el mismo boomerang en varios días intercalados, donde te tocabas la cara y éste tenía escrito 'destruido' en negro y fijado con el movimiento.
Luego, los Martes y Jueves, vas a Francés. Eso lo sé porque, bueno, o lo haces obvio sacándole una foto a las cuadernolas, o inclusive subís selfies con tus compañeros de clase y geo-etiquetas el instituto dónde estas.
Para saber dónde era, no hice más que dos clicks y ya estaba viendo un mapa con la ubicación de dónde estabas parado en ese mismo momento.
Luego de francés, vas al liceo a rendir materias que debes de quinto. Eso lo sé porque encontré tu twitter (que casualmente es el mismo usuario que acá), donde siempre te quejas de tus compañeros de clase.
Solo te cae bien uno, Nico, con el que te fumas un porro cada tanto en la parada del 185, cada vez que eso pasa, subís una foto a tu Snapchat (porque ahí no tenes familia agregada), que dice 'el buenas noches con el compa'.
Y esa persona era la única que sabía que hoy te ibas a ver con Camila. Eso lo sé porque como Pauli, me hice amiga de él en facebook y empezamos a hablar.
Es un pajero, no iba a demorar mucho en emocionarse por hablar conmigo, entrar en confianza fue muy fácil. Tener tetas hacía que inevitablemente me hable, e incluso me cuente cosas porque sí, por mantener una conversación. Casi no hice preguntas.
Ahora sí, sigamos adelante, que no te dejé mucha batería y tenes que preocuparte por una hemorragia, no por conseguir un cargador
¿Por qué hoy? Hoy, Jueves:
Nicolás ayer me contó que te verías con Camila, que estabas re nervioso y pesado preguntándole cosas a él, porque la conocías hace re poco y tenías miedo de los silencios producidos por no saber de qué hablar.
Ahí ya tenía tu ruptura de rutina, tu quiebre, tu punto ciego.
Te explico, para todas las personas que te conocen en la vida real, vos a la hora que te encontré, estabas en un 427 rumbo al paso molino.
Pero acá entra en juego el factor Pauli ¿Te acordas que una vez tuvimos una conversación en la que me contaste -por contarme algo- que no te gustaba que la gente se entere cuando no cumplías tus responsabilidades? Hacé memoria, tuvimos una charla sobre evadirlas ylo tóxico que era.
Obvio que poca gente, o nadie, iba saber que te estabas rateando del liceo por verte con una minita jaaj.
Igual, hasta ese momento solo sabía que la ibas a ver ese día. No tenía idea de la hora ni nada.
Hasta que Camila subió una historia maquillándose y aprontándose para salir a algún sitio, se sentía linda, estaba muy linda de hecho y subió ese video.
Ahí recordé que Nicolas me había dicho que entraba 19:55 a clases y del instituto al liceo debes tener unos 35 o 40 minutos de viaje.
Supuse que lo más lógico era que salgas a las 19:00 del instituto hoy.
¿Cómo supe dónde encontrarte? Vivo cerca del instituto, por lo que al ver la histora de Camila lo que hice fue aprontar las cosas e ir a la esquina del mismo.
Ahí te pude observar salir, comprarte unos cigarros, sacarte una selfie y caminar. Era el primer paso para comprobar que eras vos.
Pero como el plan no admitía márgen de error, preferí esperar.
El camino que haces para tomarte el bus, no solo es el más lógico mirando un mapa, sino que además subís historias fumando cigarro siempre por esas calles.
No entiendo tu fijación con filmarte fumando, pero no importa.
Gracias a eso y un poco de google street view para comprobar los edificios que salían de fondo en tus videos, pude ver qué camino hacías para ir y qué camino hacías para volver.
Pero eso no era suficiente para estar seguro de si eras vos.
¿Entonces qué hice?
Te esperé, con Twitter abierto, en una esquina por la que ya sabía que ibas a pasar y traté de hacerte algo molesto, pero normal. Una situación típica de calle, algo sobre lo que seguro ibas a ponerte a tuitear.
El plan original era pecharte y seguir caminando, pero calculé mal y quedé unos metros más adelantado a vos, por lo que seguí tu camino hasta más o menos la altura de mi auto, pero sin dejarte pasar ni darte libertad de movimiento. Medio cerca, para llamarte la atención y lo hizo.
Al ver tu tuit, no necesitaba más pruebas.
Pero llegando al café Tribunales, sacaste una foto y tenías el sonido activado.
Pude terminar de comprobar que eras vos. Y mi auto estaba exactamente al lado tuyo, no fueron más que un par de movimientos coordinados, un poco de alcohol azul, fuerza para contener tu cuerpo y años haciendo danza me ayudaron a que todo parezca algo natural y te pueda meter en el auto.
Acá, te confieso que varias veces dudé si llevarlo a cabo o no y lo que hice fue pedir una señal al destino. Que se dió cuando escuché el disparador de tu cámara. Era el universo, rogándome que lo haga. Dominé los nervios y ejecuté mis impulsos.
¿Cómo supe el lugar dónde te ibas a encontrar con Camila y hacia dónde estabas yendo? Bueno, éste punto te va a decepcionar un poco.
A diferencia de vos, Camila se hablaba con más personas en tono sexual. 'Mathias' mi alterego masculino era una de ellas.
Le respondí la historia donde se estaba maquillando con un par de cosas lindas, seguidas de una invitación a hacer algo. Solo por shippear su fidelidad.
Su respuesta fue: 'Tengo que ir a hacer unos trámites por el centro. Cerca de la Plaza Cagancha. Si andas por ahí cerca nos vemos cuando salga'.
No precisaba más información que eso.
Pero aún así, era alguien más que podía testificar si te llegaba a pasar algo.
Entonces lo que hice fue, con el auto prendido y vos inconsciente escondido en el asiento de atrás, quedarme esperando cerca de la Cagancha.
Hasta que a las 19:34 me mandó un direct: 'Al final no se dió lo que tenía que hacer y quedé libre antes ¿Estás?'.
No precisé más que decirle: 'te paso a buscar en el auto, decime dónde estás'.
Y bueno, los vidrios negros me ayudaron para lograr que entre al auto.
Es increíble como podes lograr que la gente confíe ciegamente en vos con dos conversaciones de un par de horas.
Cuando se subió, bueno, maniobras más, maniobras menos; terminó en la misma posición que vos, creo que nunca habían estado tan cerca jaj.
¿Por qué con ella?
Porque si yo seguía mal los pasos del videotutorial para extirpar un riñón, probablemente vos hubieras fallecido y ella podría haber dado el testimonio de que te iba a ver y tener una defensa sólida para su posición, lo cual abriría investigaciones y demás dolores de ovarios, pero si invertimos la situación y desaparecen ambos en el mismo lapso de tiempo, pero ella sigue viva... Tenemos una nueva culpable:
La amiga de internet que ibas a conocer y que solamente un compañero de clase sabía que iba a pasar.
Una versión re incongruente de la historia y con testimonios re débiles.
Pero que al fin y al cabo, tenía el único factor que me hacía falta que tenga: un testigo ciego.
Y bueno, todo esto, no fue realmente porque yo haya buscado algo especial en vos ni nada por el estilo. Fue porque me la hiciste fácil, todos los engranajes se movieron al mismo tiempo y bueno, hay que aprovechar esas cosas.
Igual te cuento que para mi fue muy complicado, fantasié siempre con la idea de abusarme de la exposición de la gente en redes sociales y todo pensaba ser un juego perverso. Haberte metido a mi auto fue un impulso y ese impulso fue el que nos puso a ambos a medir consecuencias. Te dejo, de regalo una carpeta con todas las capturas para que compruebes todo lo que te dejé.
No te preocupes por difundirlo. Te dejé no más de 30% en la batería y cuando ésta se acabe y vuelvas a prender tu celular ya no va a tener la información.
Se va a formatear, pero los datos, lo que viste y lo que pasó; va a quedar en tu cabeza. Suerte enloqueciendo intentando hacer que te crean. Muack"
Esas fueron sus últimas, palabras, el video había finalizado con ella dándole un beso a la cámara.
Frustrado, enojado y confundido. Bloqueé el teléfono -no me interesaban las capturas- .
Apoyé mi brazo útil sobre el borde de la bañera con todas mis fuerzas e intenté levantarme usándolo de palanca.
Nunca había sentido tan humano el peso de mi cuerpo.
Logré salir, pero resbalé y caí sobre la herida en mi abdómen, Acto seguido comencé a toser, de una forma incontrolable. Ví sangre saliendo de mi boca, al ritmo de mis contracciones pulmonares.
Incluso se veía lindo estéticamente la forma que adoptaba ésta al chocar contra el piso. Las salpicaduras deleitaban mi sinfonía.
¿Así de lindo es morir? Me pregunté.
Pero no quería, no iba a permitir que eso pase. No estaba preparado, mi vida tenía que continuar.
Alguien tenía que escucharme antes de que se apaguen las luces.
Así fue, que motivado por eso, me paré con el ímpetu de la justicia que se apoderaba de mi sangre, hervía mis perspectivas y le daba drama a toda la situación. Era literalmente algo de vida o muerte.
Logré ponerme sobre mis rodillas, pero me fallaron, el piso estaba siendo un hijo de puta.
Al caer, sentí otra vez como explotaron las puntadas. Entre el dolor, la sangre colándose por la comisura de mis labios y lo poco que respondía mi cuerpo. Comencé a sentir que era el final.
Pero lejos de resginarme, me motivó.
Antes de pararme, miré la herida que antes había evitado mirar. Ya sabés lo que dicen 'ojos que no ven', pero mi corazón ¡Cómo siente!
Pude ver entre la sangre y los pliegues exteriores de mi piel que estaba cosida con 8 puntadas e hilo de cometa. Eran puntadas super gruesas y los hilos en mi piel se veían como las cuerdas del bajo mas grave que pueda haber escuchado en ese momento.
De esas 8 puntadas, solo quedaban 4 en mi piel y no eran las más importantes. Dos de cada extremo se habían salido en mis movimientos.
Al presenciar esa imagen, el alma se me desarmó.
Unos segundos después de motivarme y darme rosca para enojarme más comencé a intentarlo, una vez más.
Ésta vez las extremidades cooperaban más conmigo, cada pieza de mi cuerpo respondía un 40% más y eso facilitó las cosas.
Pero al llegar a la puerta, logré abrirla y cruzar, pero el pie izquierdo envió su última señal y caí sobre mi mismo.
El codo izquierdo quedó debajo de la herida en ese momento, y con él, se fueron los cuatro puntos que me separaban de la vida.
Es raro, en mis delirios pre-mórtem pude recordar al gato de Schrödinger y cómo, estando en ese baño aún seguía igual de vivo, que de muerto. Salir fue el problema, pero sobrevivir ahí dentro, era morir de poquito.
En ese momento mi mente quedó en blanco. Hasta qué -quién sabe cuando-, comencé a sentir voces, muchas voces a la vez; junto con movimientos bruscos y aleatorios.
¿Otra vez ésto? Pensé. Creí que la vida me estaba dando otra chance y había vuelto a mi línea temporal luego de un sueño muy real.
Pero ésta vez sentí luces, ruidos, cosas. Y al abrir los ojos no estaba en una bañera, me encontraba en una camilla, inmóvil, inerte. Pero bien físicamente.
Doctor, escúcheme, no siga hablando sobre mis palabras.
Doctor ¿Escuchó la historia que le acabo de contar? Llamá a la policía, tienen que saber que Camila es inocente.
Doctor ¿A dónde va?
Doctor.
Allí fue que entendí que nada de esta historia había salido de mi cabeza, y con esa epifanía, bajé a tierra, me sentí consciente. Y en mi conciencia, comencé a escuchar más claros los sonidos que me rodeaban.
El electrocardiográfo y su sonido fueron la banda sonora de mi partida.
Con él y su armonía fui desconectándome del mundo.
Desmaterializándome.
Pero no podía morirme en ese momento. Tenían que saber Camila no tenía la culpa.
El culpable fui yo.
Todo empezó esa tarde, dónde aburrido con el teléfono en la mano abrí Instagram.